Crítica de la basílica de San Pedro de Bramante

                                            Crítica de la basílica de San Pedro de Bramante 

por Mauricio J. Luengo 



El resultado final de la Basílica de San Pedro, la cual fue diseñada y construida por 120 años. 


Donato Bramante es uno de los arquitectos renacentistas más importantes ya que fue uno de los primeros en inspirarse directamente de la arquitectura grecorromana y reinventar lo estipulado por arquitectos antiguos como Vitruvio. Esto se puede ver en muchos de sus diseños como el tempietto de San Pedro, en la cual se inspira de edificios como el retiro de Hadriano y lo combina con formas modernas para su tiempo como la cúpula renacentista, la cual va a ser perfeccionada por Miguel Angel y otros arquitectos sucesivamente. Quizás la comisión más importante de la carrera de Bramante fue la del papa Julio Segundo, quien quería construir un San Pedro nuevo y moderno para reflejar el poder de la Iglesia católica, que obtuvo nuevas riquezas e influencias del descubrimiento y colonización del nuevo mundo. Esta comisión no se pudo completar por la muerte del arquitecto y su comisionado, la cual resultó en la basílica que vemos hoy en día. En este blog se va analizar y dar crítica a la estructura de Bramante, por su ventaja que es su planta que emula la perfección, y por su desventaja en la forma de su peso visual. 



La planta de la basílica de San Pedro por Bramante es una obra que refleja la búsqueda de la geometría y perfección de los arquitectos renacentistas, que también lo relacionaron con la perfección religiosa de un  dios omnipotente. Lo diseñó pensando en el desplazamiento de una cúpula redonda en el centro, la cual ancla dos naves cruzadas que forman una cruz griega. Redondeando la cruz griega hay cuatro capillas simétricas que dan una secuencia hacia la esquina del edificio, y tienen como vestíbulo cúpulas más pequeñas, la cual replica las naves y la cúpula central. Este edificio iba a estar montado en una base que se podría acceder de todos lados, la cual fue rechazado por los papas y los otros arquitectos porque se parecía bien similar a las iglesias ortodoxas (cruz griega), como la Hagia Sofia, que en ese entonces fue convertido en una mezquita, al igual que el lugar sagrado de los musulmanes en Jerusalén, la cúpula de la roca, que seguía una estrategia de diseño similar a la basílica de Bramante. Por esta razón optaron por seguir la planta de una cruz latina, similar a las iglesias de toda Europa. Aunque la versión final de la Basílica es bien bella y representa la simetría y orden del renacimiento, La planta de la cruz latina se ve fuera de proporción con la cúpula inmensa de la Basílica, y replica lo que muchas iglesias hacen pero mucho más grande, por la cual sería mejor seguir la planta de la basílica de Bramnte, pero se construyó lo que tenemos hoy por las circunstancias de la Iglesia católica en ese entonces, que se sintió amenazado por los Otomanos musulmanes, al igual que las nuevas sectas cristianas que hoy se conoce como el protestantismo. 

La planta de la Basílica de San Pedro como imaginado por Donato Bramante



La desventaja más grande de la Basílica de Bramante, aunque esto puede ser completamente subjetivo, es la forma arquitectónica que tiene la Basílica, por lo que tiene una estética tan visualmente pesada. Quizás la crítica más grande es la cúpula, por lo que se inspira directamente por el panteón de Roma, y es soportado por una arcada de columnas corintias. El problema es que la cúpula se ve demasiada pesada y cómicamente grande en relación con los otros elementos de la basílica, como las torres y las naves. Se entiende que la cúpula tendría que cubrir un espacio tan largo, pero tendría que diseñarlo de tal manera que se vea proporcionalmente relacionado con los restos de los elementos en comparación con la cúpula inmensa que se presenta. Esto lo perfeccionaron los arquitectos sucesores de Bramante, como Miguel Angel, que diseñó la cúpula actual de la basílica, que deja las fenestraciones visibles, marcados por corintas acopladas, en donde la cúpula en sí mismo se alarga y se hace más pequeña para crear un sentido de liviandad en comparación con el peso visual de la fachada de templo acompañado por una cúpula tipo panteon. Esta liviandad también lo logra Gian Lorenzo Bernini en el diseño del Baldaquino en el interior de la Basílica, a lingual que la columnata de la plaza que simboliza los brazos de Cristo abrazando su reino. 




La parte de abajo de la basílica acompañada por las torres se ve bien bello entre sí, pero la pura inmensidad de la cúpula y las naves principales no se relaciona bien y arruina la proporcionalidad de la otra parte del edificio. 


La arquitectura sufre del mismo blancoynegrismo que cosas como la política o la teorías económicas, por lo que la rama está polarizado entre las academias modernistas y el pueblo que prefiere la arquitectura tradicional, y se estipulan que uno es mejor que el otro, cuando en realidad hay arquitectura tradicional mala al igual que arquitectura modernista buena. El pensamiento sobre el arte en la edad moderna es una donde estipulan que la belleza es cien por ciento subjetiva, por la cual otros pueden encantar este edificio, aunque a mi no me gusta tanto, y lo estipulado en este blog son las razones porque creo que este edificio es una obra maestra entorno a la articulación de espacio y secuencia, pero no me gusta en términos de estética. Donato Bramante no es el mejor arquitecto cuando viene a diseñar cúpulas, por lo que muchas de sus cúpulas son demasiado pesadas visualmente en la estructura, con excepciones por supuesto, como el Tempietto. Pero cuando viene a crear plantas y articulaciones, se destaca en su racionalidad y geometría que crea espacios bellos. 

La cúpula de la catedral de San Pablo en Londres por Sir Christopher Wren es un buen ejemplo de cómo se puede balancear la liviandad y lo pesado. 


referencias: ninguna


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